Desde la concepción de la idea, las personas impactadas y beneficiadas por un proyecto son lo más importante. Ellas son las que aprovecharán y disfrutarán el espacio.
Si hay una actividad vinculada con el bienestar y la calidad de vida de los seres humanos, es la planeación, el diseño y la construcción de infraestructuras de todo tipo. Cada espacio que habitamos fue pensado, creado y ejecutado por grupos interdisciplinarios que vieron una necesidad y decidieron cubrirla a través de la elaboración de casas, colegios, universidades, hospitales, centros comerciales, teatros y espacios al aire libre, entre otros.
Sin embargo, el corazón de cada infraestructura construida es la comunidad que se apropia del lugar y lo usa en su día a día. Son las personas las que determinan la importancia que dicha construcción tendrá en el desarrollo social, cultural y económico del entorno. Es por eso que, desde el momento que inicia la planeación de un proyecto, la población impactada es lo más importante.
El proyecto arranca antes de comenzar a diseñar
Todo empieza con un análisis previo, un diagnóstico profundo del lugar en donde se desarrollará el proyecto. En este proceso se tienen en cuenta factores como las características demográficas, socioeconómicas y culturales de la población, sus necesidades más visibles y su forma de relacionarse con el entorno. También, se tienen en cuenta las características del ambiente, el clima, el suelo, los materiales propios de la región y la normativa, entre otros detalles, con el fin de tener una visión 360 del espacio que se va a intervenir.
La conexión con las personas es vital
En el proceso de planeación y elaboración del proyecto, se debe generar un lazo con la comunidad, que después se refleje en la construcción de un escenario que agregue valor, desde diferentes puntos de vista, al lugar intervenido.
“Un buen proyecto debe generar seguridad y tranquilidad a la gente para usarlo. Eso tiene que ver mucho con los usos que se vinculen al diseño, es decir, que tenga un uso no muy segmentado por horarios, sino que trate de ser 24/7. Así mismo, es importante generar materialidades que sean correspondientes a la cultura que se está interviniendo. Por otro lado, creo que las geometrías y las formas que se utilizan en el diseño tienen mucho que ver en la manera cómo la comunidad acepta o rechaza un espacio. Las formas generan identidades y estas a su vez deben estar alineadas a la comunidad, que son los usuarios finales de los proyectos”, comenta Alejandro Arizmendi, CEO de Celeste & Piedra.
Grandes alianzas dan grandes resultados
El acercamiento con las comunidades debe darse de forma organizada, estructurada y con una finalidad clara. Para esto, se pueden generar relaciones de trabajo colaborativo con entidades que ya estén inmersas en la población y puedan facilitar la interacción y el reconocimiento entre los diseñadores del proyecto y quienes disfrutarán del mismo.
Dentro de Celeste & Piedra, el grupo de investigación T.E.S.A (Tecnologías Emergentes Sostenibles de la Arquitectura) trabaja muy de la mano con fundaciones cuya labor es apoyar a grupos poblacionales específicos, con quienes ya tienen un vínculo y conocimiento profundo de sus características, comportamientos y necesidades.
“El grupo T.E.S.A desde su eje de investigación social, canaliza su labor a través de entidades sin ánimo de lucro, que ya tienen espacio y reconocimiento en las comunidades, porque estas organizaciones ya saben cómo hablarle a la población, conocen sus necesidades, y de esa forma, el grupo de investigación se acerca desde la arquitectura, la creatividad, la materialidad y la tecnología, entendiendo previamente qué necesidades tiene la comunidad, cómo impactar de manera positiva en ella, entre otros factores. Actualmente, T.E.S.A está trabajando con 8 fundaciones, que son el puente entre el grupo de investigación y la comunidad”, nos cuenta Alejandro Arizmendi.
Recordemos que, T.E.S.A. es un grupo de investigación conformado por un equipo interdisciplinario de Celeste & Piedra, el cual trabaja generando proyectos, publicaciones y espacios de educación, como parte del programa de Responsabilidad Social Empresarial de la compañía.
Acciones que transforman sociedades
Después del acercamiento inicial con el entorno y su comunidad, se realiza una síntesis de los resultados y comienza el proceso creativo por parte de los diseñadores del proyecto. Normalmente, se plantean 3 diseños iniciales de los cuales saldrá el resultado final. Para asegurar que las personas que disfrutarán del desarrollo urbanístico o arquitectónico estén conformes con el proyecto, comienza una segunda fase de socialización en donde se utilizan herramientas tecnologías inmersivas de realidad virtual (VR), que permiten un acercamiento a los resultados finales de la intervención.
“Cuando tenemos el anteproyecto muy definido y funciona adecuadamente, en cuanto a las determinantes básicas, podemos empezar a socializar el proyecto con herramientas digitales inmersivas (VR), momento en el cual, ya prácticamente el proyecto está estructurado en un alto porcentaje y podemos realizar el proceso de socialización con la comunidad, previo a iniciar la elaboración de los diseños constructivos, que serían los que, efectivamente, se construyen”, afirma el arquitecto Alejandro Arizmendi.
Las herramientas interactivas fortalecen el lazo con la comunidad
Ahora contamos con la posibilidad de usar herramientas de realidad virtual donde el usuario, la comunidad o el beneficiario final puede conocer a profundidad el proyecto antes de que se construya. A través de espacios de inmersión (VR) los interesados pueden recorrer de manera virtual la construcción como si estuviesen allí.
Alejandro Arizmendi asegura que “en Celeste & Piedra contamos con diferentes grados de inmersión: uno es a través de un celular personal, otro, a través de una pantalla de computador, y otro, consiste en unas gafas virtuales con las que la persona puede, muy rápidamente, sentir que está verdaderamente dentro del proyecto, porque prácticamente puede hacerlo todo. Cada vez nos estamos acercando más desde lo virtual a lo real. Desde lo imaginado y diseñado por los arquitectos, a lo que se construirá en el futuro inmediato. Nosotros recreamos en realidad virtual espacios reales para que los usuarios puedan acercar el futuro al presente”.
Como conclusión podemos afirmar que, sin importar el tipo de proyecto arquitectónico que se vaya a llevar a cabo, la pieza clave está en los seres humanos que darán vida al lugar. Al final, para las comunidades no son tan relevantes las metodologías y herramientas utilizadas, lo importante es lograr un contacto asertivo que permita generar construcciones que perduren en el tiempo, no solo por su resistencia y buen diseño, sino también por el valor que logran generar en las poblaciones impactadas.
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